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Uno de los edificios que marcó la estética del centro de Salamanca, obra del insigne arquitecto Santiago Madrigal, se encuentra en obras estos días para la rehabilitación de uno de sus pisos. De propiedad privada y estilo neoplateresco, su presencia es una de las más destacadas en la calle que une Poeta Iglesias con El Corrillo, núcleo de la ciudad patrimonio.
Se trata de una actuación en la segunda planta del número 8 de la calle Quintana, un edificio de fachada estrecha, ligado a su anexo por ser del mismo autor, y que está protegido. La actuación ha obligado a acotar espacio para una gran grúa que está retirando escombros de la obra a través de uno de sus elementos más característicos, un potente mirador.
La plaza del insigne poeta salmantino, José Iglesias de la Casa, y la calle del adoptivo Quintana han permanecido casi sin alteración desde que arquitectos renombrados marcaron su estética en las primeras décadas del siglo XX (1905-1922); arquitectos como Santiago Madrigal, Cecilio González Domingo o, el más ocasional, Carlos Grasset le otorgaron la imagen que todavía tiene.
Uno de los edificios que más marca la estética es este del número 8. Incluído en el catálogo de los protegidos, cuenta con viviendas y un local, que, por cierto, añade «elementos publicitarios muy discordantes en planta baja y primera, deberían ser eliminados», según su ficha.
El edificio, muy representativo, es obra de Santiago Madrigal y está adosado a otro del mismo autor. Está datado en 1916 y destaca por sus revocos, el uso de cemento armado en la conformación de elementos estructurales y decorativos y un mirador en su segunda planta muy decorado sobre potentes ménsulas. Está rematado en su azotea con una crestería y dos medallones sin tallar.
Madrigal, nacido en Muelas de los Caballeros (Zamora), vivió en Benavente con su familia, que logró prosperar gracias al comercio de textiles, lo que posibilitó que varios de sus hijos recibieran formación universitaria. Madrigal cursó los estudios superiores en la Escuela de Arquitectura de Madrid, donde obtuvo el título en 1904. De ese mismo año data su asentamiento en Salamanca, ciudad en la que vivió el resto de su vida y adonde llegó para hacerse cargo de la plaza de arquitecto municipal, que había obtenido por concurso.
Ecléctico en su estilo, su principal aportación como arquitecto municipal de Salamanca fue el proyecto de abastecimiento de aguas de la ciudad (1908). Después firmó numerosos edificios en el centro de la ciudad y otras obras como el balneario de Baños de Montemayor y el Anfiteatro Anatómico de la Facultad de Medicina.
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