La ilusión de las primeras veces y la emoción por repetirlo: «Hay que vivirlo una vez en la vida»

No es 31 de diciembre, ni en la Puerta del Sol resonarán las campanadas y tampoco hay doce uvas perfectamente peladas. Más bien es 14 de diciembre, la Plaza Mayor de Salamanca y son gominolas las que siguen el compás de las campanadas. La nochevieja universitaria anuncia el fin de año más prematuro y la capital charra recibe a miles de jóvenes para celebrar una tradición que, aunque aún es foco de debate, está más que instaurada y ya forma parte de una imagen de la ciudad universitaria más importante de España. Miles de jóvenes -el aforo estaba fijado en 20.000 personas- se han concentrado en el punto neurálgico de la ciudad para dar la bienvenida a un ficticio, por ahora, 2024.

No sólo los salmantinos reservan la tarde noche de este jueves , sino que es una fecha señalada en el calendario para buena parte de España. Y es que vienen autobuses desde diferentes puntos e incluso hay quienes hace cientos de kilómetros por la promesa de que está será una de las mejores fiestas de su vida. De Tenerife viene una chica empujada por sus amigos que, estudiantes de la Universidad de Salamanca, le han animado a no perderse este evento multitudinario. «Era delito que no viniese a vivir esto estando nosotros aquí», comenta Miguel, uno de ellos.

Hay algunos que lo que más les impulsa a estar aquí es poder vivir una nochevieja con sus amigos. Es el caso de un grupo que está haciendo el SICUE en Granada. Cuatro amigos: uno de Cáceres, dos de Valencia y una de Pamplona. «Nos han dicho que esta fiesta es la mejor del mundo y que hay que vivirlo al menos una vez en la vida», aseguran. Como si fuera un imán de recuerdo de la ciudad, ellos esperan llevarse la mejor noche de sus vidas.

También los hay charros de pura cepa que, en cambio, por edad, nunca han vivido el fin de año universitario a pesar de lo mucho que les han hablado de ello. Así, esperan revivir aquello que sus veteranos les han prometido como una de sus mejores noches. «Todos mis veteranos me dicen que si eres universitario, tienes que vivir esta experiencia sí o sí», comenta Ana, una salmantina con la bufanda que se repartía en la que se puede leer «la noche es para todos ». Algunos charros, otro vecinos de la provincia, algún invitado más alejado e incluso quienes aprovechan su Erasmus para disfrutar de esta fiesta multitudinaria comparten el mismo objetivo esta noche: llevarse un recuerdo inolvidable del fin de año universitario de Salamanca.

Con controles en todas las entradas, registros aleatorios y mil ojos -tecnológicos y humanos-, para que la fiesta multitudinaria discurra sin ningún problema, el operativo especial de vigilancia y seguridad se instauraba desde media tarde.

La Policía Local, la Policía Nacional y la Guardia Civil junto con el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento del Ayuntamiento de Salamanca, la Agrupación de Voluntarios de Protección Civil, Cruz Roja y responsables de la propia organización del evento, se aseguraban de que el recuerdo de este fin de año sean los pies cansados, la afonía y los selfies memorables sin ningún otro incidente reseñable.

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