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Alfredo Matallana, gerente de 'El Otro'. José Manuel García
Bares con historia

El restaurante «clandestino» de Salamanca que ofrece una experiencia gastronómica inmersiva única en España

'El Otro' abrió sus puertas el pasado mes de enero con una propuesta innovadora que reúne a un grupo de conocidos o desconocidos alrededor de una mesa interactiva

Laura Linacero

Salamanca

Sábado, 17 de mayo 2025, 12:18

No es ir a comer. Tampoco es ir a un show. O quizás sea las dos cosas. El pasado enero abría sus puertas 'The Room Speakeasy', una propuesta gastronómica inmersiva de la mano del restaurante 'El Otro' que no deja indiferente a nadie. «Creemos que la gastronomía es por sí misma ya una experiencia», comenta Alfredo Matallana, gerente del restaurante. Sin embargo, ellos han querido llevar este hábito al extremo. «Es un proyecto complementario a 'Vida y Comida' que nos permite experimentar con elementos que en un restaurante tradicional chocarían más», asegura.

Y es que de tradicional tiene poco. De hecho, como señala el gerente, es una propuesta única en España. «Hay otros dos a nivel nacional que también tienen proyecciones audiovisuales pero no es igual a esto», asegura. Pero, ¿qué tiene este restaurante para ser tan especial? «Es una experiencia clandestina donde el cliente, como protagonista, se ve envuelto en una serie de factores que ocurren mientras degusta la comida», explica Alfredo. Dos detalles que hacen de una cena algo inolvidable: clandestino e inmersivo.

Clandestino porque buscan sorprender a los comensales desde el principio: les hacen llegar un código una vez hecha la reserva y entran en el restaurante por una puerta próxima a la principal. Allí, en una 'presala' se conocen los clientes en el caso de que no sea un grupo de amigos o familiares y es que, ese es precisamente uno de los factores más sorprendentes: la mayoría de las reservas están compuestas por desconocidos. «Más del 85% de las reservas son desconocidos, no lo esperábamos pero ha resultado muy positivo y enriquecedor», comenta.

E inmersivo porque, a través de proyecciones en la mesa y un sonido envolvente, se consigue una experiencia memorable complementada con los platos que acompañan la temática de las imágenes. «Hay tanto nivel gastronómico que queríamos provocar unas sensaciones diferentes que no se viven habitualmente en un restaurante», indica Alfredo. En un mundo donde la digitalización y lo audiovisual monopolizan cualquier sector, introducirlo en la gastronomía resultaba arriesgado, pero tentador. «Llevábamos desde verano trabajando en ello para que fuese algo potente y porque queríamos que, una vez abiertos, tuviera todas las garantías», explica Alfredo.

Perfectos desconocidos

Una oferta gastronómica que promete. «Tratamos de ofrecer una carta cuidada y ser muy serios en la comida», asegura. Una experiencia inmersiva única. «Para ofrecer una vivencia especial», completa. Y compartida con conocidos o desconocidos que se pueden convertir en amigos. Ese detalle completa la magia. «Nos quitamos el sombrero con Salamanca, el resultado ha sido buenísimo, la gente es muy abierta y esto te permite conocer gente y salir de tu zona de confort», comenta Alfredo.

Tanto, que muchas personas congenian de tal forma, que continúan conectando fuera de 'The Room Speakeasy'. «Quieren bajar revoluciones después de la experiencia y lo comentan como cuando sales del cine y hablas de la película», asegura. No obstante, para aquellos que no se atrevan con este 'show', el restaurante también ofrece una propuesta más usual: un aperitivo junto al original Foodtruck, una comida tranquila o la zona de coctelería. «Para quien busque algo más especial, tenemos ese rincón secreto», concluye.

  1. La anécdota estrella de 'El Otro'

    Un aniversario diferente

A pesar de que en todo momento se especifica que puede ser una experiencia compartiva con desconocidos -a no ser que se realice específicamente para los comensales que reserven-, una pareja sumó una anécdota divertida a su historia de amor. Celebraban el aniversario y no se percataron de ese apunte que, en todo momento, se concreta. «La chica se lo regaló a su novio y cuando entraron a la presala y vieron a varios desconocidos se quedaron algo descolocados», comenta Alfredo. Sin embargo, después de vivir la experiencia el resultado fue increíble. «Luego hablé con ellos y les encantó», asegura. Una excusa para volver a celebrarlo, esta vez sí, ellos dos solos. No será tan sorprendente pero sí igual de especial.

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